La industria textil está apostando por desarrollar alternativas sostenibles que permitan migrar a un sistema más circular en el campo de la moda, y por tanto mitigar el elevado impacto que tiene esta industria en la huella ecológica de nuestro planeta.
En un mundo totalmente interconectado, los productos textiles, como el cuero procedente del ganado y la lana esquilada de las ovejas, se han convertido en una grave fuente de deforestación, de otros impactos adversos sobre el uso de la tierra, de pérdida de biodiversidad y de cambio climático. Las granjas peleteras (que producen pieles de visones sacrificados, zorros, perros mapaches y otros animales silvestres enjaulados) son también consideradas un importante peligro biológico para la salud humana.
La evolución de los biomateriales sustentables (que se pueden mantener sin agotar los recursos) responde en gran medida a la necesidad de reducir el impacto ambiental de la industria de la moda, considerado uno de los peores contaminantes del planeta. Ésta misma es responsable del 10 % de las emisiones anuales de carbono a nivel mundial, más que todos los vuelos internacionales y el transporte marítimo juntos, y responsable de alrededor del 20 % de las aguas residuales mundiales que proceden del teñido y tratamiento de tejidos.
Sin embargo, en un futuro no muy lejano, los biomateriales de moda, fabricados a partir de hojas de plantas, residuos de frutas y microorganismos cultivados en laboratorio, podrían sustituir a los materiales textiles de origen animal, incluidos el cuero, las pieles, la lana y la seda, con una introducción, al principio, a pequeña escala, aunque en rápida expansión, y eventualmente a escala mundial.
De hecho, esa tendencia está muy avanzada. En menos de una década, han aparecido decenas de empresas emergentes que elaboran una serie de biomateriales que, además de eliminar el uso de productos animales, incorporan prácticas sustentables en sus cadenas de producción.
Entre los descubrimientos más prometedores están el biocuero vegano hecho con micelio (una especie de raíz de los hongos con textura similar al hilo) y las pieles bioexóticas hechas con hojas de piña y cactus, piel y semillas de uva, zumo de manzana, tallos de plátano y agua de coco. También hay nuevos tejidos fabricados con algas que pueden actuar como sumideros de carbono y seda vegana hecha con cáscara de naranja.
Entre todos estos nuevos materiales destacamos:
Hojas de piña. Este biomaterial se produce a partir de las fibras que se extraen de las hojas de la piña y actualmente es empleado como una alternativa vegetal al cuero. Las fibras de las hojas se emplean para generar una malla que se asemeja al fieltro y que sirve de base para la creación de este material. Asimismo, el desecho que se genera a raíz del proceso de producción de este tejido sostenible no es tóxico, ya que se trata de una biomasa que puede ser reutilizada como fertilizante.
Mylo. Otra fibra sostenible que ha tomado protagonismo en la industria textil, que se realiza a base de la parte vegetativa del hongo de micelio. Las propiedades de su composición, como es el caso de la suavidad y flexibilidad, lo convierten en otra de las alternativas ideales en sustitución al cuero animal. Su proceso de elaboración consiste en la selección de las células de micelio, que son colocadas sobre tallos de maíz, con un nivel de temperatura y humedad determinados hasta que se conforma una red tridimensional de células, que posteriormente se transforma en un tejido plano y se decolora para ser utilizado en la confección de prendas.
Microsilk. Es una alternativa a la seda, que se suma a la cadena de valor de la industria. Este material se elabora a raíz de una levadura intervenida genéticamente para recrear las propiedades de la tela de araña, que posteriormente se fermenta y se hila en fibras que se asemejan a la viscosa, y son utilizadas finalmente para la confección de prendas.
Posos de café. Se ha conseguido generar una fibra textil sostenible a partir de los posos de café reciclados, que brinda como producto final un tejido flexible, resistente a los rayos UV y con propiedad transpirable, que ayudan a neutralizar los olores corporales. La tecnología desarrollada combina los posos de café con la superficie del hilo en un proceso a bajas temperaturas que modifica las características de los filamentos, brindando, entre otros aspectos, una capacidad de secado más efectiva que la del algodón tradicional.
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